El último régimen Peronista, iniciado con el golpe policial-sindical-institucional a Fernando De la Rúa dado por Eduardo Duhalde y toda la cúpula peronista de ese momento (Diciembre de 2001), seguido por la presidencia de Nestor Kirchner y terminado con los dos mandatos de su esposa Cristina Fernández de Kirchner, sin duda fue el gobierno mas corrupto de la historia argentina, sólo comparable con algunos regímenes africanos de los mas extremos, como los actuales de Guinea Ecuatorial y Zimbabwe entre otros.

A diferencia de los anteriores gobiernos peronistas, a los Kirchner les parecía poco pedir el 10-20% de coima, o muy trabajoso tener que tomarse el tiempo de armar empresas, triangulaciones comerciales internacionales u otro tipo de maniobra mas sofisticada.

Directamente decidieron quedarse con empresas, dejando a sus dueños originales como meros testaferros.  Estas maniobras les permitieron ya no quedarse «con una parte», sino con la gran mayoría de los beneficios que generaban sus actos de corrupción.  El nivel de ambición de Kirchner hace dejar a Menem como un pobre monje franciscano…

Los Kirchner ya habían emprendido el camino de la corrupción haciendo sus pininos en Río Gallegos primero con Néstor intendente, luego en Santa Cruz con Néstor gobernador. Sin embargo la primera plata grande se las entregó casi ingenuamente Carlos Menem, cuando le otorgó a la Provincia de Santa Cruz US$ 600 millones provenientes de la privatización de YPF.  Ese dinero se evaporó, sin dejar rastros bancarios al cabo de varios años sin que ningún gobernador Kirchnerista haya dado ninguna explicación.

Mientras tanto, durante sus gestiones como Intendente de Río Gallegos y Gobernador de Santa Cruz, los K fueron apropiándose de terrenos fiscales valiosísimos (incluyendo terrenos con costa de lago). Ya durante su presidencia (2006), el generoso intendente K de Gallegos Néstor Méndez le vendió a Nestor Kirchner un terreno fiscal de 2 Has en US$ 50.000, que Kirchner revendió a la cadena de supermercados Cencosud/Jumbo en US$ 2.4 millones. Eso si es tener visión del negocio inmobiliario.

El primer paso conocido que dieron en el área de corrupción desde la presidencia fue el famoso caso Skanska, llamado así por el nombre de la constructora sueca que sacó el escándalo a luz.  Los Kirchner recién estaban empezando su práctica corrupta de las grandes ligas y cometieron un pecado de novato: tratar de extraer coimas de empresas Nórdicas con el sistema anteriormente usado por Menem.  Este caso rápidamente salió a los medios, sin embargo, a fuerza de billetazo cuando tenían a su favor una economía pujante gracias al boom de la soja, los K lograron acallar el tema en los medios, y sobre todo hacer que los fiscales y jueces dejen de investigar.

De hecho, en 2011 habían logrado que la justicia desistiera totalmente de investigar el tema porque las grabaciones de audio y declaraciones de empleados gerenciales de Skanska donde reconocen que pagaron un 5% de coima a los funcionarios K es desestimada en base a temas procesales por la Cámara I, integrada por los polémicos Eduardo Freiler, Jorge Ballestero y Eduardo Farah, que luego resultarían clave en varias causas penales contra funcionarios K, incluyendo a la propia ex-presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Sin embargo en un fallo de la Corte Suprema de Diciembre de 2015 (el timing político de la Corte Suprema es al menos sospechoso) se decide reabrir la causa, en la que están acusados el ex secretario de Energía Daniel Cameron, al ex interventor del Enargas Fulvio Madaro, y al ex director de Nación Fideicomisos Néstor Ulloa.  Pero todos estos robaban para sus jefes: Julio De Video y la familia Kirchner.

 

 

 

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